Como dicen en el sur, "¡vayase por la derechura!"

Día 15 del naufragio

El Capitan Paté, luego de habernos enviado a construir una nueva embarcación que nos llevará de vuelta para reunir conocimientos, a dado el visto bueno. 

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Hemos vuelto

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Al fin, hemos vuelto a tierras conocidas, a tierras como las de la isla Upla artes, a nuestra pequeña guarida de cemento y grandes ventanas. El capitán, nos hace reunirnos de manera muy breve, y declara lo siguiente: "Muy bien camaradas, luego de ese excelente trabajo, de un viaje de gran regocijo, hemos llegado, hemos vuelto, ¿Qué han aprendido?" uno a uno fueron contando sus experiencias personales, algunos incluso las vivieron de nuevo. Lo cual me dejo bastante asombrado y feliz. 

Nos asigno una nueva misión, crear una representación de cinco columnas iguales en grosor y tono, todo esto en nuestras croqueras de trabajo esto con ayuda de una barra de carboncillo, su idea era que cada uno como individuo logrará conocer el material, entender como funcionaba, el como vive el material. 

Mi forma de hacerlo no fue tan diferente a la del resto de camaradas, ¿el lienzo? en horizontal, pero mi forma de pararme ante él lo hizo todo. De pie, sin temor, con una respiración profunda y de largo alcance, el trazo lento, girando de forma constante el carboncillo. Todo en pro de la columna mas recta posible. 

Falle en el intento mil veces y hasta el día de hoy sigo sin poder hacerlo, pero cada vez, entiendo mas como el carboncillo se comporta, el ya no es una herramienta sino que a diferencia de lo que se creía al principio de esta actividad, él era un extensible de mi mismo. Ya no trabajábamos como independientes, sino unos socios que buscan acompañarse, no interviniendo si el otro no lo requiere.

El carboncillo y yo, somos socios ahora, vive conmigo y sin duda, entiende lo que yo no entiendo. Creo que la forma mas fácil de explicarlo seria a través de Alma Mia de Natalia Lafourcade. 

Sin duda el carboncillo se volvió mi alma mía, y yo espero también ser la suya.